Publicado el 3 abril, 2015
Hora: después de las 3AM aproximadamente. Estaba consiente de mí, pues tenía conciencia de mi respiración y mi posición fetal al dormir. Había rechazado entrar en trance de parálisis de sueño en posición decúbito dorsal porque a veces me canso la cintura, entonces me cambie a posición fetal y me deje llevar…Ahí viene de nuevo ese zumbido, ese cosquilleo en mi cuerpo. Esta vez le di la bienvenida, no puse resistencia, todo estaba perfecto: adormilado pero consiente, la tibieza de mi cama y mi posición confortable me hicieron entrar fácilmente en trance…
Volaba a baja altura sobre una villa, con pocas casas. Había niños. Caminaban apresurados por senderos rodeados de prados de un esplendoroso verde. Un verde más verde que el verde.. Los colores se acentuaban con esplendor. Los niños vestían un saco azul oscuro, parecía uniforme colegial..
Uno de ellos se percató de mí, y levanto la cabeza para mirarme.. Me hizo una mirada que no le hacía mucha gracia… sin embargo le sonreí y seguí mi vuelo.
Esta vez yo no tenía alas como otras veces, esta vez yo simplemente flotaba en la misma posición en la que estaba en mi cama, volaba en posición fetal. Lo maravilloso de mi viaje era el estar consiente de mi gran felicidad, de saberme consiente de lo que me estaba pasando, pues me escuchaba mi respiración profunda y cálida y sabía que mi cuerpo estaba en mi cama… pero que a la vez estaba allí… Volando.
Llegue a un zona baja desde la que divisaba el resplandor de una ciudad, cuya luz se filtraba a través de una loma con arbustos tupidos. La luminosidad de la ciudad contrastaba con la oscuridad del cielo.
Me sentí cansado, pero no quería regresar y muy a mi pesar la percepción de mi habitación se hizo más intensa y sentí mi cuerpo completamente, ahí tendido. De vuelta a mi realidad cotidiana abrí los ojos y fui al baño a orinar, pensé que tal vez esa presión fisiológica de mi cuerpo fue la que me interrumpió mi viaje por la dimensión desconocida.
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